Como planeta gigante, Júpiter lleva todo al extremo. Incluso el clima. Una feroz tormenta que azota las cimas de las nubes ha sorprendido a los científicos: está batiendo material que estaba más profundo en la atmósfera del planeta. Y hay evidencia de que las corrientes en chorro del planeta son generadas por su propio calor, y no solo por el Sol.
Incluso en el telescopio más pequeño, es fácil ver las distintas bandas atmosféricas que se extienden alrededor del planeta, como una serie de franjas. Los vientos más fuertes del planeta se encuentran en las latitudes septentrionales de Júpiter. Aquí los vientos pueden aullar a 600 km por hora (370 millas por hora).
Pero los astrónomos siempre se han preguntado qué impulsa estas tormentas. ¿Es la energía del Sol o es el propio calor del planeta lo que hace que las poderosas corrientes en chorro impulsen los vientos a través de Júpiter?
En marzo de 2007, varios telescopios capturaron una rara erupción atmosférica, donde aparecieron dos tormentas nuevas en las cimas de las nubes del planeta.
El evento se registró muy bien porque coincidió con el sobrevuelo de la nave espacial New Horizons con Júpiter. Muchos telescopios, incluido el Hubble, la Instalación del Telescopio Infrarrojo de la NASA y una red de telescopios más pequeños en todo el mundo, estaban realizando observaciones de apoyo de Júpiter.
Un equipo internacional coordinado por Agustín Sánchez-Lavega de la Universidad del País Vasco en España presentó sus hallazgos sobre este evento en la edición del 24 de enero de la revista Nature.
“Afortunadamente, capturamos el inicio de la perturbación con Hubble, mientras monitoreábamos el planeta para respaldar las observaciones de sobrevuelo de New Horizons de Júpiter en su ruta a Plutón. Vimos la tormenta crecer rápidamente desde su inicio, de unos 400 kilómetros [250 millas] a más de 2.000 kilómetros [1.245 millas] de tamaño en menos de un día ”, dijo Sánchez-Lavega.
Con las tormentas, los investigadores observaron columnas brillantes de material. Las tormentas recién formadas sacaron grandes cantidades de hielo y agua de amoníaco de las profundidades y lo empujaron 30 km (20 millas) por encima de las nubes, más alto que cualquier otro lugar del planeta.
Al modelar el evento, los investigadores encontraron que sus observaciones respaldaban la teoría de que las corrientes en chorro de Júpiter, que alimentan los sistemas de tormentas, provienen de mucho más profundo dentro del planeta. Aquí en la Tierra, la radiación del Sol calienta la alta atmósfera y activa las corrientes en chorro. Pero en Júpiter, parece que el propio calor del planeta impulsa estas corrientes en chorro, y no la luz solar que recibe.
Fuente original: Comunicado de prensa de NASA / JPL