Los planetas se forman a partir de la acumulación de innumerables granos de polvo que giran alrededor de estrellas jóvenes. Nuevas simulaciones por computadora han descubierto que los planetas comienzan a formarse antes de lo que se pensaba, cuando la estrella de un planeta aún no ha terminado de formarse.
Para hacer un planeta tu Necesito pegar mucho , pasando de diminutos granos de polvo invisibles para el ojo humano a objetos de miles de kilómetros de diámetro. Las teorías predominantes sobre la formación planetaria asumían que este proceso de pegado comienza después de que se ha asentado una protoestrella, pero una nueva investigación desafía esa opinión.
Satoshi Ohashi y sus colaboradores en el Laboratorio de Formación de Estrellas y Planetas RIKEN utilizó simulaciones por computadora para estudiar la evolución de los discos protoplanetarios alrededor de estrellas aún en formación. Descubrieron que los huecos aparecían en los discos mucho antes de lo esperado. Esos espacios se deben a suficientes granos de polvo pegados entre sí para que su masa acumulada pueda limpiar canales en el disco.
“Descubrimos que las estructuras de anillos emergieron incluso en las primeras etapas de la formación del disco”, dice Ohashi. 'Esto sugiere que los granos de polvo pueden volverse más grandes antes de lo que habíamos pensado'.
Este resultado es sorprendente porque las protoestrellas jóvenes todavía se encuentran en un estado de flujo significativo, con una producción que varía enormemente. No es exactamente el mejor lugar para que los granos de polvo se peguen silenciosamente.
Y, sin embargo, las observaciones del observatorio ALMA han revelado lagunas en los sistemas protoplanetarios jóvenes. Las simulaciones realizadas por Ohashi y sus colegas han demostrado cómo esas brechas pueden aparecer tan rápidamente.
“Observaciones recientes de ALMA han encontrado al menos cuatro estructuras de anillos en discos protoestelares, que son consistentes con nuestras simulaciones”, señala Ohashi.
Es de esperar que las observaciones futuras en múltiples longitudes de onda revelen más estructuras dentro de los discos, lo que puede ayudar a verificar aún más las simulaciones por computadora y ayudar a los investigadores a comprender este proceso complejo y polvoriento.